En
occidente, tendemos a pensar en los terroristas como hordas de individuos
irracionales, salvajes y hasta ignorantes. No tengo elementos para especular
sobre el nivel socio-cultural de estos grupos, pero si los hay para afirmar que
son organizaciones sofisticadas desde el punto de vista financiero. Tomemos
como ejemplo a la organización criminal quizás más peligrosa e influyente en la
actualidad, el Estado Islámico, considerado por analistas como el grupo
terrorista mejor financiado de la historia.
El
Estado Islámico de Irak y al-Sham (ISIS por su sigla en inglés) es un grupo que
controla grandes zonas al noroeste de Irak y noreste de Siria, con una influencia
territorial de aproximadamente 30,000 kilómetros cuadrados –equivalente al
territorio de Bélgica. ISIS, a diferencia de otras organizaciones terroristas, ha desarrollado un
sistema de financiamiento altamente eficiente que prácticamente no depende de
donaciones para sobrevivir. Así, el grueso de sus recursos provienen de dos
fuentes: los ingresos petroleros y el sistema de “impuestos” y extorsiones que
han establecido en zonas bajo su control.
ISIS mantiene
campos petroleros en Irak y Siria los cuales, según el diario The Economist, generan alrededor de $2
millones de dólares diarios. Por otra parte, según Fawaz Gerges, especialista
en Estudios Contemporáneos de Oriente Medio en la London School of Economics, el Estado Islámico controla los
servicios de agua y electricidad en amplias zonas de influencia, por los cuales
ha establecido impuestos y derechos a los ciudadanos, agricultores y a negocios minoristas. De
acuerdo a Brett McGurk, funcionario de gobierno estadounidense, el cobro de
servicios, la extorsión y el contrabando le generan al grupo alrededor de $412
millones de dólares mensuales.
Así
pues, ISIS es una organización muy bien aceitada financieramente -que paga
sueldos de aproximadamente $400 dólares al mes a sus más de 25 mil soldados-;
por ello, no sorprende la resiliencia de este grupo terrorista ante los embates
de la coalición militar liderada por Estados Unidos. Además de las bombas y los
drones, se requiere más inteligencia financiera para derrotarlos. Como decía el
ex presidente Bill Clinton, es la economía, estúpido.
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