Monday, April 24, 2017

100 días de Trump

Los primeros 100 días de un presidente son un umbral simbólico para marcar la dirección y las nuevas políticas del gobierno, una especie de muestra para anticipar lo que vendrá. Los primeros 100 días de Trump se pueden resumir en tres palabras: Desorden, incertidumbre y desconfianza.

Desorden en el gabinete y en la estrategia de comunicación de la Casa Blanca; incertidumbre sobre la ideología que “guía” las decisiones; y una creciente desconfianza en la capacidad de Trump y su gabinete para dirigir los destinos de la potencial global. La de Trump no es una presidencia pragmática, sino una presidencia caótica, sin brújula.   

La iniciativa de ley para revocar el sistema de salud de Obama (“The Affordable Care Act”), como una de las principales promesas de campaña de Trump, representó una derrota humillante en el Congreso ya que tuvo que ser retirada por falta de apoyo republicano. Otra de las grandes promesas de campaña, el muro fronterizo, es también una gran incógnita porque no hay acuerdo sobre sus costos y su efectividad.

Pero el gran regalo que el Congreso le podría dar a Trump por sus primeros 100 días es el cierre del gobierno por la no aprobación del presupuesto. Si no se llega a un acuerdo entre demócratas y republicanos antes del 29 de abril, todos los servicios “no esenciales” del gobierno serían suspendidos hasta que dicho acuerdo se logre, lo que sería desastroso para la ya debilitada presidencia de Trump. Confucio decía que para gobernar se requieren tres cosas: Armas, comida y confianza de la gente. Esta última se le erosiona a Trump rápidamente.   

Thursday, April 6, 2017

Estado de Derecho y Futbol

Hace algunas semanas pasó algo inesperado y atípico en la historia de este país amante del fútbol: una huelga de árbitros detuvo los partidos de primera división debido a que dos árbitros fueron agredidos por jugadores y consideraron como insuficientes las sanciones aplicadas a estos últimos (8 y 10 partidos).

Fue inesperado por qué la huelga inició de manera fulminante a unos minutos de comenzar el primer partido de la semana, por un grupo reducido de árbitros inconformes y echados para adelante. No solo el castigo a los jugadores era ridículo sino que se había alterado la cédula donde los árbitros agredidos habían reportado los incidentes; un día común y corriente en el mundo del futbol o en cualquier ministerio público, donde el prepotente agrede, manipula y humilla a la autoridad (para ejemplos recomiendo el libro Mirreynato de Ricardo Raphael).

Lo atípico del asunto es que sorprendentemente se resolvió al prevalecer el Estado de Derecho de manera expedita y ejemplar: la Comisión de Apelaciones de la Federación Mexicana de Fútbol (FMF) falló en favor de dichos árbitros y suspendió por un año a los jugadores involucrados. Si, como lo leen: El futbol dio cátedra de lo que representa corregir una decisión y mostrar, por una vez, que en un Estado de Derecho un jugador no puede ser más poderoso que un arbitro.

Quizás tuvo que intervenir la SEGOB para doblar las manos a los dueños del futbol y aplicar el castigo adecuado a los jugadores, pero la lección queda. Ojalá estos ejemplos se reprodujeran en otros ámbitos más relevantes para la vida nacional, como en el INE o el IFETEL.