Tuesday, November 17, 2015

Pedigree y Educación Superior

La educación superior es un bien estratégico para el desarrollo social, económico y cultural de los países, contribuyendo también al progreso individual. En el deber ser, las universidades se han consolidado como un detonador de movilidad social e impulsor de culturas democráticas, coadyuvando a “nivelar el terrero” entre los jóvenes universitarios.

El ethos del esfuerzo individual es uno de los pilares fundamentales en el imaginario colectivo de muchos países, incluido México, donde crece la noción de que subir peldaños en la escalera social es posible para cualquiera que esté dispuesto a trabajar arduamente, sin importar su status social.

En este contexto, el interesante libro Pedigree: How elite students get elite jobs de Lauren Rivera, socióloga de Northwestern, nos dice que este “sueño americano” tiene elementos mitológicos. En una nuez: las posiciones en las mejores organizaciones y empresas están reservadas para los egresados de las universidades más prestigiadas, pero que además tienen antecedentes familiares de alcurnia.     
   
Rivera encuentra que organizaciones como Goldman Sachs, McKinsey, JP Morgan o Cravath, entre otras, prefieren profesionales de un número reducido de instituciones educativas “Ivy League”; pero no solo eso sino que “las compañías definen el talento de tal manera que se excluye a los estudiantes con el mejor desempeño pero que tienen antecedentes socio culturales poco privilegiados”.

Así, en contra de las más nobles creencias sobre la Universidad como el gran ecualizador y el mercado laboral como un campo parejo, Pedigree expone los sesgos de clase incrustados en las nociones sobre quiénes son “los mejores y más brillantes”, pero que ademas juegan Polo en el lugar y con las personas correctas. 

Tuesday, November 3, 2015

Angus Deaton y la felicidad que da el dinero

El pasado 12 de octubre la Real Academia de las Ciencias de Suecia otorgó el premio Nobel de Economía al escocés Angus Deaton, profesor de economía y asuntos internacionales en la Universidad de Princeton.
Deaton se ha caracterizado por sus análisis sobre el consumo, la pobreza y el bienestar; es especialista en estudiar cómo se distribuye el gasto y cómo puede influir en el crecimiento y desarrollo de los países, bajo la premisa básica de entender lo que hay detrás de las decisiones individuales de consumo e identificar las principales variables que determinan la pobreza y sus efectos.
En ese contexto, un estudio realizado por el Deaton y Daniel Kahneman (Premio Nobel de Economía en 2002) demostró que el dinero sí puede comprar la felicidad. No obstante, por encima de cierto nivel ya no hay diferencia significativa en la satisfacción que da la abundancia financiera. En Estados Unidos de Norteamérica dicho umbral resultó ser de 75 mil dólares al año, cifra por debajo de la cual los ciudadanos reportaron tener una menor satisfacción con la vida. Por encima de esa cifra mágica el nivel de felicidad es independiente a los ingresos.
Deaton y Kahneman no están seguros de cuál sea la razón, pero especulan que en cierto momento los ingresos ya no representan mayores oportunidades para desarrollar actividades placenteras, como pasar tiempo con la familia y disfrutar de buena salud. Determinar el umbral de ingresos que lleva a la felicidad en México sería una investigación relevante, sobre todo porque en nuestro país la gente manifiesta ser feliz independientemente de sus ingresos.