Monday, February 13, 2017

Napoleón y el Shock de Shanghái

Solo hay ya dos tipos de universidades y/o sistemas educativos: los que quieren competir y ser visibles a nivel global y los que piensan –erróneamente- que están aislados de la competencia internacional. Los rankings han ganado la batalla de la percepción, y ya no solo impactan a las universidades sino a sistemas educativos enteros. Veamos el impresionante caso francés.  

Tradicionalmente, el sistema de educación superior de Francia se caracterizó por ser altamente fragmentado y complejo, pues existen no sólo universidades sino también las llamadas Grandes Écoles, escuelas especializadas, centros de enseñanza técnica y centros de investigación; con un férreo intervencionismo del Estado (herencia napoleónica). Dicen que es necesario ser francés para, medianamente, entender el sistema…

Pero entonces vino el “Shock de Shanghái”, donde en subsecuentes ediciones del ya famoso ranking de la Universidad Jiao Tong (ARWU), ninguna universidad francesa aparecía en el top 50 global. Fue demasiado para el orgullo francés y Nicolás Sarkozy inició una serie de reformas que culminaron con la nueva Ley sobre la Educación Superior y la Investigación (2013).

La premisa de la Ley es simple, busca reducir la fragmentación de escuelas y facultades y unir esfuerzos e indicadores para figurar en las mediciones internacionales. De tener cientos de pequeñas escuelas, Francia busca crear 25 grandes universidades denominadas comunidades universitarias (COMUES), con mayor autonomía, para competir con las Oxfords y Cambridges del mundo.  


Sin duda esta reforma de gran calado es una lección sobre la necesidad de cambio e innovación constante en los sistemas educativos superiores. Mientras tanto, en México seguimos debatiendo viejas fórmulas para lograr el 40% de cobertura en educación superior.

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