La incertidumbre sobre el futuro del Reino Unido ha
alcanzado a la academia. Pertenecer a la Unión Europea conlleva que los
estudiantes de los diversos países que la integran paguen una colegiatura menor
que otros estudiantes internacionales. Así, un ciudadano europeo paga alrededor
de 9 mil libras esterlinas anuales para un programa en el Reino Unido, mientras
que las colegiaturas para ciudadanos no europeos pueden ir desde las 16 mil
libras para un programa en artes, hasta las 32 mil para programas de medicina.
Además, los profesores de la Unión
Europea tienen acceso a fondos nada despreciables como Horizon 2020, con una
bolsa de 80 mil millones de euros para 2014-2020. En un ejemplo de lo que
viene, el periódico The Guardian
reporta que autoridades universitarias europeas han pedido a científicos
británicos que desistan de sus aplicaciones para estos programas, debido a que
muy pronto ya no serán parte del club. Ante esto, ha surgido la alarma en las
universidades británicas por el temor a perder estudiantes y financiamiento;
asimismo, la incertidumbre permea en los estudiantes europeos en el Reino
Unido, que perderían el subsidio que los llevo a estudiar ahí en primer lugar.
Fiel a la irracionalidad del Brexit:
todos pierden.
En este panorama sombrío, Theresa
May deberá tejer fino en las negociaciones de salida, evitando que la debacle
política en que se metieron gratuitamente los británicos represente un
retroceso en el desarrollo de sus prestigiadas universidades y, por ende, en el
avance científico y tecnológico de Europa.
Las universidades británicas
necesitan afecto, México debe aprovechar la oportunidad para estrechar
lazos.
No comments:
Post a Comment